“Cuatro años es mucho tiempo en la vida de un menor. Pueden ocurrir muchas cosas que, para bien o para mal, afectarán al resto de su vida. Puede que algunos niños y niñas vivan en situaciones de paz y seguridad. Para infinidad de ellos, la guerra sigue siendo algo muy real. Sobre este aspecto del mundo de los adultos no tienen control ni apenas pueden opinar. Cuatro años es tiempo suficiente para que se produzcan cambios sustanciales en la vida de un movimiento mundial (…)”. Con estas palabras comienza el último informe publicado por la organización Save the Children sobre los niños soldados.
Mapa que muestra a algunos de los países que reclutan a niños soldados. Fuente: Amnistía Internacional |
Nos adentramos en la última semana del año 2010. Son días éstos de ilusión para los más peques, aunque también para los adultos. Sin embargo, en algunos lugares del mundo esta alegría se transforma en terror, injusticia o miedo porque la etapa de la niñez es eliminada sin encontrar ninguna justificación moral y los niños y niñas se ven obligados a convertirse, de forma prematura, en soldados adultos.
Este año que se despide nos ha dejado el juicio contra Charles Taylor, ex presidente de Liberia, ante el Tribunal Especial para Sierra Leona de La Haya, por los llamados diamantes sangrientos. Se trata del primer jefe de Estado africano juzgado por el uso que hizo de los preciados minerales para financiar a los vecinos rebeldes sierraleoneses y dominar así los recursos naturales del país. Sus abogados admitieron las atrocidades, pero no que él las cometiera. Y es que, las cifras son aterradoras. La guerra de Sierra Leona (1991-2001) costó entre 50.000 y 75.000 vidas y convirtió a unos dos millones en refugiados, de una población de seis millones. En Liberia, se calculan más de 100.000 muertos.
La película ‘Diamante de Sangre’, protagonizada por Leonardo DiCaprio, nos ofrece una radiografía de cómo las guerrillas secuestran a los niños y los entrenan militarmente. Drogas, sangre o armas pasan a convertirse en los nuevos juguetes de unos niños que luchan entre ellos para ver quien mata mejor o quien puede llegar a ser el líder.
También 2010 nos dejó la celebración en EEUU del primer juicio, después de la II Guerra Mundial, contra un menor acusado de matar a un soldado norteamericano en Afganistán. Omar Khadr, el preso más joven de la cárcel de Guantánamo, que por cierto continúa abierta y han pasado dos años desde que Obama afirmara que se cerraría, fue detenido con 15 años en un campamento de Al Qaeda en Afganistán.
"La Comunidad Internacional sin excepción ha rechazado juzgar a niños por crímenes de guerra. Todos los fiscales del mundo han usado su discrecionalidad para asegurar su rehabilitación, en lugar de perseguirlos por crímenes que cometieron cuando eran niños soldados reclutados por adultos para luchar en causas que ni siquiera entendían", afirmó en el mes de septiembre la representante especial del secretario general de las Naciones Unidas (ONU) para Niños y Conflictos Armados, Radhika Coomaraswamy, quien rechazó abiertamente este juicio. Y es que, Naciones Unidas solicitó a Estados Unidos que anulase el juicio por su dudosa legalidad y advirtió que éste suponía un peligroso precedente para los niños soldados de todo el mundo.
Según los distintos organismos internacionales, más de 300.000 niños están siendo explotados como soldados por guerrillas y ejércitos y entre ellos, hay más de 120.000 niñas que sufren todo tipo de abusos sexuales y que a menudo son "olvidadas" en los procesos de desarme Desmovilización y Reintegración. Según también el último informe de Save The Childen, más de tres cuartas partes de los Estados ya han firmado o ratificado el Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño, relativo a la participación de menores en los conflictos armados, o se han adherido a él.
Sin embargo, existe una doble moral. Por ejemplo, España suscribe estos tratados que reconocen los derechos del niño pero, al mismo tiempo sigue vendiendo armas a los países sin imponer ningún límite. Por tanto, nuestro país, al igual que otros muchos, sería cómplice de estas prácticas ilegales. La venta de armas supone un beneficio económico importante para las arcas de los Estados. Así, en el año 2009, uno de los peores para la economía de nuestro país, las exportaciones de defensa alcanzaron un récord histórico, más de 1.300 millones de euros, lo que supuso un incremento del 44% con respecto al año 2008. He aquí un pastel muy goloso para dejarlo escapar.
Y un último dato que es interesante resaltar. Cuando pensamos en niños soldados automáticamente se nos vienen a la cabeza los países africanos, asiáticos o latinoamericanos. Sin embargo, las potencias occidentales también recurren a los niños para mantener las guerras. Así, entre 2003 y 2005, Reino Unido desplegó a unos 15 menores de edad en Irak a pesar de haber firmado en junio de 2003 el Protocolo de la Convención de los Derechos del Niño, que prohibe esta práctica. Hace tan sólo tres años, el Gobierno británico reconoció que había destacado a menores de 18 años en "áreas en las que podrían estar expuestos a hostilidades" desde la firma del Protocolo. No sólo Reino Unido, también EEUU, Alemania o Austria incurren en estas prácticas.