martes, 9 de noviembre de 2010

Emilio Massera, verdugo de la dictadura argentina

                               
Emilio Eduardo Masseran junto a Jorge Rafael Videla
FUENTE: http://blogs.clarin.com/la-voz-del-algarrobo/2009/11/18/massera-inimputable/

Intervino en el golpe militar junto a Videla y dirigió uno de los mayores centros de tortura del régimen

A
noche murió en el Hospital Naval de Buenos Aires, Emilio Eduardo Massera, uno de los personajes más siniestros de la dictadura argentina (entre 1976 y 1983) condenado a cadena perpetua por crímenes contra la humanidad. En su puesto de jefe de la Armada controlaba todo lo que sucedía en el interior de la Escuela Mecánica de la Armada (ESMA), un edificio situado sobre una de las principales avenidas de la capital argentina que se convirtió en uno de los mayores centros de detención ilegal, tortura, robo de bebés y asesinatos del régimen militar. Se calcula que sólo por sus instalaciones pasaron unos 5.000 secuestrados de los cuales apenas unas decenas sobrevivieron.


Desde 2005 Emilio Massera había sido declarado incapaz por su estado de salud de graves deficiencias neuronales sumadas a demencia senil. A pesar de ello estaba siendo juzgado en ausencia por la desaparición de tres ciudadanos italianos.

Nacido en 1925 en la localidad de Paraná y tras una notable carrera en la Armada en la que contó la ayuda de Juan Domingo Perón, Massera protagonizó junto a los generales Jorge Rafael Videla y Orlando Agostí, el golpe de Estado que el 24 de marzo de 1976 depuso a María Estela Martínez, viuda del presidente argentino.
La Junta Militar desató la persecución sistemática de opositores mediante detenciones ilegales y desaparición de los secuestrados.
A veces se incluía además el robo de las posesiones de los represaliados, incluyendo sus viviendas. Massera, apodado El Cero y El Negro fue encontrado culpable de todos estos delitos por el tribunal que lo juzgó en 1985. Había abandonado la Junta y pasado a la reserva en 1978, sin embargo, quiso seguir al frente del Grupo de Tareas de la ESMA, es decir, de los militares encargados de custodiar, interrogar y torturar a los detenidos en el edificio, así como de elegir a aquellos que debían embarcar narcotizados en aviones Hércules para ser arrojados de noche sobre las aguas del Río de la Plata. Y es que Massera no mostró tanto apego a las labores de Gobierno como a las de torturas.
Tras la condena, el ex militar —se le había prohibido volver a vestir el azul marino de la Armada— debía pasar el resto de sus días en prisión. Sin embargo en 1990 el presidente peronista Carlos Saúl Menem le indultó tanto a él como a otros jefes de la dictadura entra las protestas de familiares de las víctimas y organismos defensores de los derechos humanos.
Pero los indultos de Menem no podían abarcar dos aspectos de crímenes contra la humanidad que resultaron imprescriptibles. Por un lado el robo de bebés que les eran arrancados a las secuestradas en el mismo paritorio para ser entregados a familias afines a la dictadura, y por otro el Plan Cóndor; la colaboración coordinada entre todas las dictaduras del cono Sur para perseguir, y en ocasiones hacer desaparecer, a cualquier ciudadano de una dictadura amiga que fuera considerado una amenaza.
Massera se vio de nuevo procesado, pero su deterioro físico y mental —en 2002 sufrió un derrame cerebral que lo dejó postrado— le sirvió para ser declarado incompetente por la Justicia Argentina. Seguramente no llegara a ser consciente de que en 2005 la Corte Supremo anulaba las Leyes de Obediencia Debida y Punto Final que había servido para que centenares de personas que participaron en la represión quedaran impunes. Ni que en junio de 2009 su indulto fue declarado inconstitucional y que por tanto volvía a ser, a todos los efectos, un condenado.
http://www.elpais.com/articulo/internacional/Emilio/Massera/verdugo/dictadura/argentina/elpepuint/20101108elpepuint_11/Tes




FUENTE: http://www.youtube.com/watch?v=6U4lsonqwk8

Cerca de 30.000 personas fueron torturadas, represaliadas o secuestradas tras el golpe de estado de 1976 en Argentina. Por esa misma fecha, nuestro país empezaba a ver la luz al final del túnel y estaba ansioso por consolidar una democracia, tras sufrir más de treinta años de dictadura franquista. Quizás, la diferencia entre ambas es el modo en el que se ha tratado a los 'autores' de estas dictaduras. En España es cierto que existe la Ley de la Memoria Histórica. Sin embargo, la nota común de ésta son los innumerables obstáculos que se presentan a la hora de abrir e investigar las fosas. El Gobierno transfirió las competencias a las autonomías y dependiendo del partido que esté en el poder el proyecto sigue adelante o no. Tampoco se puede olvidar el proceso contra el juez Garzón. Dejando de lado que muchos podamos pensar que en ocasiones ha buscado el protagonismo, es de los pocos magistrados que ha luchado por recuperar la memoria de los represaliados durante el franquismo. Curiosamente, será Argentina quien reconozca su labor en un homenaje que la presidenta Cristina Kirchner le prepara en la Plaza de Mayo.Y es que, a diferencia de España, el país latinoamericano si trabaja en la recuperación de la memoria histórica y en juzgar a los responsables de la dictadura como hemos leído en la noticia. Un ejemplo de esta lucha son las Abuelas de la Plaza de Mayo que trabaja en la búsqueda de todos los bebés que fueron secuestrados durante la dictadura. A veinte años, Luz, un libro que se puede consultar en la web de las Abuelas de la Plaza de mayo, relata la historia de uno de estos bebés secuestrados que tras tener un hijo siente la necesidad de buscar su identidad. Y es que, aunque muchos digan que las heridas ya se cerraron,  éstas siempre permanecen abiertas hasta que uno no conoce definitivamente la verdad. 

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