martes, 23 de noviembre de 2010

Dependencia e independencia, ¿las reglas de la globalización?

Me resistía a hablar de Haití. Quería esperar hasta el próximo domingo o, tal vez al lunes, porque entonces sabría que, por fin, unas elecciones habían tenido lugar en el país latinoamericano. ¡Por fin una buena noticia! Pero, entonces me topo con la cruda realidad y supongo que será esto lo que me ha hecho cambiar de opinión.

 Recientemente he terminado de leer un libro sobre Salvador Allende en el que se recogen algunos de los discursos pronunciados por el malogrado presidente de Chile. En concreto, uno de ellos, pronunciado en México en 1972, me ha hecho reflexionar sobre sus palabras puesto que al extrapolarlas a nuestros días siguen teniendo vigencia o, incluso cobran aún más fuerza. No sé si puede decirse entonces que era un ‘visionario’ tal y como hace tan sólo unos días fue denominado el ex presidente Aznar por su homólogo estadounidense G. Bush. Me gustaría pensar que no, puesto que si ser visionario supone entrar en una guerra bajo el pretexto de la existencia de armas de destrucción masiva, que curiosamente nunca hemos visto,  supongo que entonces a nadie le gustaría que le llamasen visionario. Pero, la verdad es que no era este el tema en cuestión.

En el citado discurso, Allende afirmaba que a mayor pobreza, mayor enfermedad y que a mayor enfermedad, mayor pobreza refiriéndose a la imposibilidad que tenían (y siguen teniendo) miles de personas en Latinoamérica para acceder al sistema sanitario y que son muy pocos los que luchan para que las instituciones estatales lleven la salud ampliamente al pueblo.  Además, añadía lo siguiente: “Llevamos, casi todos nuestros pueblos, más de un siglo y medio de independencia política, ¿cuáles son los datos que marcan nuestra dependencia y nuestra explotación? Siendo países potencialmente ricos, la mayoría somos pueblos pobres”.  ¿Y por qué sucede esto?, se pregunta unas líneas más adelante. “Porque somos países monoproductores en la inmensa mayoría: somos los países del cacao, del banano, del café, del petróleo o del cobre. Somos países productores de materias primas e importadores de artículos manufacturados; vendemos barato y compramos caro”. Esto es, probablemente, lo que entendemos como la gran diferencia entre norte-sur o centro-periferia, mientras los primeros se benefician, los segundos salen perjudicados.

Esa puede ser la imagen de Haití, el país más pobre de América Latina. Más de 1.300 muertes por cólera, unas 50.000 personas contagiadas o cadáveres hacinados y que si no son tratados adecuadamente pueden transmitir la enfermedad hasta 15 días después de su fallecimiento. Pero, también puede ser la radiografía del Congo donde, según un informe de 2009 del Programa de la ONU para el desarrollo de esta zona, la mayoría de sus habitantes viven con menos de un euro al día, cantidad impensable para nosotros. Lo más frustrante es que la República Democrática del Congo es un país rico en minerales, especialmente estaño, tantalio, tungsteno y oro. Sin embargo, históricamente no han sido fuente de desarrollo para su población, sino de violencia, explotación y sangrientos conflictos internos. Esta realidad persiste en la inmensa mayoría de los países del continente africano, con Zinbabwe, el país más pobre del mundo, a la cabeza de esta injusta lista,  donde unos treinta millones de niños menores de cinco años sufren desnutrición  y el 43% de la población no tiene agua potable. Además, África registra el 70% de los casos de SIDA  del mundo, con más de 2,2 millones de muertes al año.

También Pakistán se encuentra en esa misma situación, sobre todo, tras las lluvias de agosto que dejaron a la intemperie a más de 13 millones de personas. Hace un par de días se celebró el Día Mundial contra la Neumonía y expertos en salud consideraron que se trataba de una oportunidad para instar al país a que tomara conciencia y frenase esta enfermedad que mata a cientos de miles de sus ciudadanos cada año, en su mayoría niños y ancianos. Según datos oficiales, de las 15 naciones con el 75%  de los casos de neumonía infantil, Pakistán se ubica en tercer lugar, con siete millones de muertes al año. Tan sólo hemos citado cuatro países pero, hay muchos más que padecen situaciones similares o incluso peores a las que hemos señalado.

Fuente: Fao
Curiosamente, el primero de los ocho objetivos del Proyecto Milenio es erradicar la pobreza extrema y el hambre. Las metas propuestas para ello son la reducción a la mitad, entre 1990 y 2015, tanto del porcentaje de personas cuyos ingresos sean inferiores a un euro por día como del porcentaje de personas que padezcan hambre. Un reto complicado a tenor de la escasa implicación de los países industrializados.  

Aquí, en España, también hay muchas personas que viven en el olvido.  Desde el lunes pasado y hasta el próximo sábado se está celebrando la ‘Semana de los Sin Techo’ y, es que, cada vez son más las personas que se ven obligadas a refugiarse en la calle por diversas circunstancias de la vida. Supongo que esta celebración es un reconocimiento, pero para ellos no será más que otra semana de noviembre en la que deberán buscar cobijo para pasar las duras noches de frío. 

Independencia y dependencia; centro-periferia; norte-sur... estas son inevitablemente las reglas del juego de la llamada globalización. No sé si caminamos hacia un mundo mejor, lo que sí creo es que otro mundo es posible. Espero que a principios de la semana que viene, justo el lunes cuando la gran noticia del día sea el 'gran derbi', no entre dos equipos de fútbol sino, entre dos máquinas de hacer dinero como lo son Real Madrid y Barcelona, o el resultado de los comicios de Cataluña, Haití o Costa de Marfil puedan tener un hueco en este entramado mediático y, espero también que esa presencia sea por algo positivo de las elecciones que se celebrarán en ambos países. 

Fuentes:
-    Salvador Allende, Presente.

1 comentario:

  1. Muy interesante tu artículo Bea, es increíble que rara vez ofrezcan tanto contexto sobre este tema los medios de comunicación. Se limitan a emitir noticias puntuales sobre informes, cumbres, o declaraciones de las distintas organizaciones internacionales, sin embargo, no aportan tanta riqueza a un tema que a menudo pasa desapercibido cuando lo vemos en otros medios. Es triste que un resultado de fútbol o el último cotilleo del panorama rosa eclipsen a millones de noticias que no conocemos, bien por conveniencia o bien por simple pasotismo. Esperemos que las cifras no tengan que volver a ser catastróficas, como sucedió con Haití, para ocupar las portadas de todos los periódicos nacionales...

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